arquitectura

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lunes, 1 de julio de 2013

Paso a paso caminante


Paso a paso caminante.

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar."
Antonio Machado



Caminar es ir haciéndose caminos.  Quien camina le declara la guerra a la desazón de lo cotidiano; es sin duda ir  enfrentado la vida. Cada paso es un decreto de lucha, cada pie que se levanta de suelo… cada rodilla que se dobla, es un gesto trascendente, radical y definitivo. Es un manifiesto del cuerpo que se grita al viento; lleno de voluntad, con el brío y la energía de saberse dueño del camino que se elije.

Si el caminar con toda su magia, supone en si ese  gran esfuerzo, caminar cargado, con una lista interminable de cosas por hacer, con tantos deseos de ser sustento y ejemplo, negocio y negociante, empresa y empresario, con el peso de los anos, arrastrando una carretilla de frutas, caminar entonces  se vuelve una lucha titánica, que supone ir contra reloj y desafiar los tiempos, con la firme la convicción de que se hace lo correcto, cargando todo aquello con una postura inquebrantable. Caminar cargado es un monumento al amor, al trabajo y la honestidad, actividad que va transformando poco a poco hombre y carga hasta el punto que ya no se concibe la persona sin su herramienta. Cuando ya no queda la persona sola, sino en la extensión de los brazos de una carretilla. Es sin duda la vida una poesía, si ha sabido vivirse sorbo a sorbo, satisfecho y orgulloso, como una bandera que se iza en pie de  lucha por el  trabajo diario, con esa dignidad inquebrantable e inalterable…Sumada una voz que se emite desafiante: nipero, nipero!       
        

Mi abuelo Teon nos deja camino largo lleno de huellas. me toco a mí ser su primera nieta de lo que estoy tan agradecida y orgullosa que decido escribir con intención de recordarle siempre, en todas las pequeñas cosas que fue haciendo en nuestras vidas, como un maestro que no se propone educar sino que lo logra con la simple existencia, hablando con hechos no con palabras.
Abuelo pasó de una vida a la otra caminando, se que sin darse cuenta. Ahora camina otros senderos, con otros frutos, frente a otros compradores y con otra carretilla. Finalmente la Providencia y el llegaron al acuerdo del descanso. Su cuerpo quedo de este lado, tendido en el suelo, fulminado y quieto. Un cuerpo fuerte, firme y rozagante como un roble; que se devuelve a la tierra con la lozanía que se recibió, habiéndose usado hasta el último instante con la obediencia de aquel compromiso: caminar. Todo su ser  esta completamente en reposo.  Como él quería: en una pieza, sin dolores, ni sufrimientos. 

Fue el primer padre que tuve, que se metía en  mis mundos y jugaba a construir conmigo, me cargaba las piedras y todo aquello que sirviera para armar mis proyectos, se refería a mis juegos con respeto, como sabiendo que algún día se volverían algo serio. Abuelo me puso por nombre “ciclón”, honestamente lo merecía, nunca uso otro nombre para llamarme y ¿que le iba a hacer? éramos felices. Yo le destruía todo, le desorganizaba la venta, le volteaba la carretilla y el a cambio se reía, me daba lo más valioso que tenía: sus mejores nísperos. Eran el remedio para cualquier achaque y el sustituto aprobado para cualquier comida. Abuelo disfrutaba complaciéndome y defendiéndome. Llego a llevarme al colegio en la carretilla tantas veces en secreto y en vacaciones mis tíos me daban la vuelta a la manzana montada en la carretilla, que pleitos aquellos, la ropa y los uniformes oxidados y hechos tiras tras aquellos inventos de travesuras. Abuelo ¡que apoyador fuiste conmigo! siempre decías que yo era: “una niña inocente; cariñosamente un ciclón”

1999, mi graduación del colegio San Felipe Apostol
A pesar de no haber estudiado el señor Teon, como lo llamaban algunos de sus amigos políticos, estaba comprometido con  el futuro de todos nosotros, quería que todos fuéramos profesionales. Cuantos consejos y largas conversaciones diciéndonos lo importante que era ser “una gente de respeto” que el mundo está lleno de “lacras”, de mujeres “come arro”, que eso no era lo que quería para nosotros. Fue al colegio san Felipe a pedir mi media beca, hablo con los padres de la catedral hasta que lo consiguió, cruzaba por el colegio en los recreos y me llevaba frutas. Eso solo lo hace un padre por sus hijos. Estaba tan orgulloso de mí y siempre me lo decía, de las metidas de pata se hacia el ciego, solo veía lo bueno de cada uno de nosotros, vivía pregonando lo contento que estaba de cualquier cosa buena que yo hiciera. Ese día que me hice arquitecta se que lo hice muy feliz; recuerdo que me dijo: “mi hija ya te entregamos” palabras llenas de sabiduría y de sencillez, ser profesional era un asunto serio para él.

2004,  PUCMM feliz en mi graduación dabuelo nunca se reía en fotos
Abuelo no siempre vendió en carretilla, y es una lección de vida para todos nosotros. Fue un hombre muy visionario y nos enseñó a todos lo importante de tener “aspiraciones” y “concepto” para todo. El fue un vendedor a gran escala de guineos de la línea para lo cual tenía choferes y vehículos de carga. Incursiono en la crianza de vacas,  cerdos y patos, construyo y adquirió muchas propiedades que luego vendía o rentaba, le gustaba ahorrar, hacia planes de desarrollo y los llevaba al pie de la letra; abuelo además fue guardia en su juventud, sin embargo la actitud austera, sencilla y simple de su persona nunca cambio, prefería ser el último en todo y esto para él no era un sacrificio. Era vivir; y viviendo así fue muy feliz.

Proveniente de una familia muy unida, cuyos hermanos siempre se buscaron con cariño y amor, se llamaban entre ellos "manito y manita" hiso lo posible por enseñarnos a vivir en ese amor de los parientes que se buscan, que se reúnen y comparten todo. El amor que nos tuvo lo cegaba, para él nunca crecimos, vivía preocupado por nuestros trabajos, nuestros planes, nuestra salud y nuestro peso; quería bajarnos el cielo a los pies y nosotros solo queríamos verlo descansar; pero el tiempo no hiso entender que su vida pendía de los brazos de esa carretilla y separarlo de ella le haría más daño que bien.

En cada ruta tenía mi abuelo un amigo, una casa donde beber café o un personaje con quien hablar de la vida, de la política y hasta de Dios. Abuelo me hablaba con cariño de ese momento terrible de la cruz de Cristo y “el dialogo del buen ladrón y del mal ladrón”. Era su pasaje favorito, en simples palabras abuelo sabía: Dios siempre llega a tiempo.  Caminando en su emaús particular, en las calles de la ciudad, un día mi abuelo se encontró con Cristo, El Caminante.  Abuelo cambió, dejo las rabietas y Se volvió un viejito ante nuestros ojos, aun así No podía separarse de sus rutas porque ellas ponían sentido a su vida. Y ahora pienso que una vida que se vive paso a paso con el sabor de la satisfacción en la boca, es una vida bien vivida.
sabado 29 de junio, 2013. ultima tarde de su vida, haciendo lo que le gustaba 
Mi abuelo fue y será siempre un caminante, un coloso en su terrible empeño de caminar hasta el último segundo de su vida, nos queda a nosotros vivir ahora El evangelio del agradecimiento: gracias abuelo por enseñarme a caminar en taquitos con la manito en la cinturita, por enseñarme a pronunciar esos “carajos” fuertes y rotundos que ahora ya no uso pero que me fueron tan necesarios en la vida, gracias abuelo por enseñarme a negociar, gracias a Dios por qué fueras tu mi abuelo y la figura paterna de nuestra familia. Te vas y nos dejas con la satisfacción de ser descendencia de un titán, que no nos queda alternativa alguna que no sea luchar, honrar Tu memoria con el sudor de nuestras frentes, tirar pa’ lante y no desfallecer, pelear  la batalla del día a día por nuestras familias y dar la vida por los hijos, darles ejemplo con carácter y firmeza, porque en la familia la educación de los hijos es lo más importante.
Allá estas cara a cara, viendo el rostro de Dios. Y te preguntaran si amaste y tú legado en nuestras vidas responderá por ti: que si y hasta el extremo. Y te preguntaran abuelo si fuiste feliz y tus hijos y nietos diremos que lo fuiste. Fuiste muy feliz, tanto como yo contigo montada en esa carretilla dando vueltas a la manzana.

Sorda de voces queda la ciudad, sin tu pregón persistente y obstinado.
Abuelo; se acabo la venta.
Descanza en Paz.