Lo que el semestre se llevó
“People who comprehend a thing to its very
depths rarely stay faithful to it forever. For they have brought its depths
into the light of day: and in the depths there is always much that is
unpleasant to see."
"La
gente que comprende una cosa hasta lo más profundo rara vez permanecen fieles a
ella para siempre. Porque ellos han traído sus profundidades a la luz del día,
y en el fondo siempre hay mucho de eso que es desagradable de ver.”
Friedrich Nietzche
Iniciar un semestre es casi siempre una emoción, una felicidad llena de energías
incalculables. Los profesores no descansamos; las vacaciones nos permiten planificar
y organizar las clases, coordinar actividades y preparar horarios. Impartir docencia
nos hace aspirar a ser maestros, es traer lo que somos a la luz del día,
empezar a dudar cuanto sabemos para empezar a aprender una y otra vez; semestre
tras semestre; clase tras clase, con cada alumno, con cada vida.
Yo no estudié arquitectura para ser profesora, no es un título del que me gustaría
presumir; ser profesor es casi tan difícil como ser madre, nadie te enseña cómo
se hace, se aprende sobre la marcha; tú solo vez a los demás y vas tomando
notas. Yo llevo casi diez años tomando notas y solo se decir que estoy intentando empezar
a aprender. Al igual que las madres vez crecer a los alumnos y te preocupas por su
futuro, son personas sobresalientes que crecen en conocimientos, valores y anhelos de
trascendencia. Me preocupo porque sé que al salir a la calle la mayoría de estas
mentes brillantes se van de mis manos en ocasiones sin la debida humildad para abrirse
paso en la vida, la arrogancia, la soberbia y el hambre de llevarse el mundo por delante va destruyéndoles
amistades, relaciones, reputaciones en fin; el camino. Es un trabajo cruel la
docencia, cada semestre nos creamos metas y expectativas que pocas veces se
alcanzan; a veces me quedan los miedos de la ética: tanto conocimiento y tan
poca conciencia de Dios; tanto anhelo de éxito profesional y tanta carencia de
misericordia; pero es que en el fondo algunos entienden que no estamos aquí para
el sermón de adviento, ni para la corrección, ni la disciplina. Que el universo
del profesor es el material de la clase, el libro, el diseño. ¿y la persona;
entonces no la tocamos? Cada alumno es
un individuo con situaciones muy parecidas a las nuestras, con deficiencias,
miedos, planes, sueños, enfermedades, anhelos, pantallas, máscaras, telones y
teatros enteros sobre vendidos como los que vivimos nosotros los adultos, solo
que ellos están iniciándose en el oficio, aprendiendo de nosotros.
En la medida de lo posible todos vamos creciendo, las viditas que llegan a
nuestras manos en ciclo básico llegan a convertirse en tremendas vidas,
aquilatadas y macizas, valiosas por su peso y su alto sentido de convicción. En
ocasiones podemos detectar con asombro las marcas de nuestros vicios, opresiones,
valores y pareceres en esas vidas que se van formando a nuestro lado. Cada semestre
hay algo de nosotros que va a parar en otras vidas, tal vez lo bueno, tal vez
lo malo, en fin algo se va. De lo pequeño de mi persona hay algo que sale a la
luz cada semestre que construye la experiencia de mis alumnos. En el silencio
de la publicación de calificaciones finales miro todo el proceso y me pregunto ¿Qué
tanto aprendí yo? ¿He logrado ser mejor persona y sobrevivir a las inclemencias
del semestre? ¿Dónde se ha quedado mi corazón? Al final del semestre siempre
hay algo que olvidar, algo que ya no es bueno aprender y algo en lo que ya he
dejado de creer.
Este semestre tan largo y tan cargado de actividades reafirmó mi fe en el
futuro de nuestro país; de jóvenes que donan lo mejor de su tiempo en
iniciativas como un techo para mi país, sin embargo este periodo también me
hizo entender que las presiones mediáticas de la sociedad de consumo están perfilando
un nuevo profesional, lejano, superficial y de burbuja; de objetivos económicos
muy marcados, de poca coherencia ética-moral y de una gran dependencia afectiva.
Con este semestre se han ido mis expectativas de estudiantes de otros tiempos;
comprendo la necesidad de un “like”, del “RT” y la reafirmación de la
personalidad que depende de lo que los demás opinan de ti. Lamento tanto la
perdida de la conversación amena a la que se le huye chateando con el whatssap,
porque hasta los profesores en ocasiones lo hacen y la poca educación con la
que están llegando los estudiantes a las aulas. con el fin de semestre se ha
ido mi confianza en la educación íntegra familiar que ahora envía jóvenes cada
vez más endebles y torcidos a las aulas, con ningunas ansiedades de
conocimiento y ningún espíritu analítico. Pareciera que el mundo solo anhela
dinero, poder, riquezas y pasarle por encima a quien sea para conseguirlo. ¿Cuándo nos vamos a detener a querernos como somos sin competencias y sin la prisa
de llegar primero, como si la vida fuese una carrera?
Los estudiantes te los encuentras por todas partes, en las fiestas, el súper,
las tiendas, el salón de belleza y hasta en el mecánico, porque todos somos
personas y habitamos en el mismo mundo con los mismos derechos y con el respeto
y la admiración que nuestras relaciones ameritan. A ellos les debo tantas
enseñanzas y tanta paz en mi vida, porque cada una de sus situaciones me han
hecho mejor persona. Es increíble que sea Nietzche y no otro el autor de la
frase que ha logrado definir el fin de este semestre.
Gracias a todos los que se montaron el tren conmigo a principio del semestre y no se bajaron hasta
el final.
¡FELIZ
NAVIDAD!